Un Papa con tonada rioplatense: la revolución silenciosa de Francisco en la Iglesia Católica

Doce años de reformas, gestos incómodos y un mensaje insistente de justicia social. Francisco incomodó a los poderosos y abrazó las periferias.

Murió el Papa Francisco I

francisco asume como papa

Desde su primera aparición en el balcón de San Pedro con el simple "buona sera", Francisco dejó claro que venía con otra partitura. En una Iglesia acostumbrada al protocolo, él fue el desvío. Cambió el papamóvil por un Fiat, cenó con indigentes en vez de príncipes, y se atrevió a decir que el capitalismo “mata”.

Reformó los mecanismos financieros del Vaticano, desarticuló redes de abuso clerical —aunque no sin resistencias internas— y forjó puentes con el islam, el judaísmo y los agnósticos. Su encíclica Laudato si’ sobre el cuidado del planeta fue uno de los documentos más audaces del siglo XXI.

No todos en la curia lo quisieron. Pero incluso sus detractores admiten que devolvió a la Iglesia una agenda moral que no se mide en dogmas, sino en gestos.

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