El Gobierno refuerza su estrategia para contener el dólar en la previa de las elecciones bonaerenses

Con una batería de medidas monetarias y cambiarias, el equipo económico busca evitar sobresaltos en el tipo de cambio antes del primer test electoral. La suba de encajes, la intervención en futuros y el endurecimiento de tasas son parte del operativo de contención.

Economía

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En un contexto de alta sensibilidad política y económica, el Gobierno nacional ha desplegado una serie de herramientas para mantener a raya el dólar en los días previos a las elecciones legislativas en la provincia de Buenos Aires. La estrategia apunta a evitar cualquier sobresalto cambiario que pueda alterar el clima electoral, en medio de una demanda sostenida de divisas y una oferta estacional limitada.

Desde este lunes, comenzó a regir el aumento del encaje diario al 53,5% para los bancos, una medida anunciada por el Banco Central la semana pasada, que busca restringir la liquidez en pesos y desalentar la presión sobre el mercado cambiario. Esta decisión se suma a otras acciones que el equipo económico viene aplicando desde agosto, como la venta de contratos en el mercado de futuros, la suba de tasas de interés y la intervención directa en el mercado de pesos.

Durante agosto, el tipo de cambio mayorista logró retroceder un 2,2%, aunque en los últimos días volvió a mostrar signos de tensión. El viernes, el dólar en los bancos cerró en $1.360, apenas un 7% por debajo del techo de la banda de flotación, lo que encendió las alarmas en el Palacio de Hacienda. La apuesta oficial es que el endurecimiento monetario aplicado en las últimas semanas logre sostener una relativa “pax cambiaria” hasta que pasen las elecciones.

Sin embargo, el escenario político conspira contra esa calma. La incertidumbre sobre el resultado en la provincia de Buenos Aires, sumada a escándalos recientes como las denuncias por presuntas coimas en la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS), ha elevado el riesgo país por encima de los 800 puntos, generando inquietud en los mercados.

Analistas como Sebastián Menescaldi, de EcoGo, advierten que la combinación de menor oferta estacional de dólares y mayor demanda por cobertura ante la incertidumbre electoral puede generar nuevas presiones. “El mercado está seco en pesos, lo que ayuda a contener la demanda, pero el clima político puede alterar esa dinámica”, señaló.

Por su parte, Martín Polo, de Cohen, destacó que la tranquilidad de agosto fue producto de una fuerte suba de tasas, lo que implica un costo elevado para sostener la estabilidad. “El costo de fondeo se encarece a medida que crece la necesidad de garantizar la renovación de la deuda en pesos”, explicaron desde GMA Capital, tras la última licitación de Lecap, que arrojó tasas efectivas mensuales cercanas al 4,3%.

Otro frente de tensión es el mercado de futuros, donde se negociaron US$ 2.500 millones la semana pasada, triplicando el volumen habitual. El interés abierto en ese segmento se ubicó cerca de los US$ 8.000 millones, el nivel más alto desde el inicio de la gestión Milei y comparable al registrado en la previa de las elecciones presidenciales de 2023. Según estimaciones privadas, el Banco Central mantiene una posición vendedora cercana a los US$ 6.000 millones.

La economista Milagros Gismondi, de Invecq, advirtió que “toda la política monetaria y cambiaria está orientada a evitar sobresaltos con el dólar”, pero que el verdadero interrogante es el costo de mantenerlo en torno a los $1.300/$1.350. “Las tasas reales son muy altas y no compatibles con el crecimiento económico. En algún momento, la operatoria de futuros también se vuelve costosa”, agregó.

Con este panorama, el Gobierno enfrenta una semana clave, donde las señales que arrojen las encuestas y el resultado electoral bonaerense podrían definir el rumbo del mercado. Por ahora, el diagnóstico es claro: pronóstico reservado, y una economía que camina sobre una delgada línea entre la estabilidad y el sobresalto.

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