Un crimen, la hipótesis de un juego sexual que salió mal y una revelación que llegó demasiado tarde

Meredith Kercher fue brutalmente asesinada en Perugia, Italia, en 2007. Tras haber pasado más de 16 años en prisión, el único condenado se animó a contar lo que vio la noche del asesinato.

Policiales 08 de junio de 2023 sanjuanhoy sanjuanhoy

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Amanda dijo que llamó por teléfono varias veces a Meredith la mañana del 2 de noviembre de 2007 pero nadie la atendió. Las dos chicas habían compartido habitación en Perugia, Italia, donde estudiaban Lingüística y Literatura. Amanda era estadounidense y Meredith, británica. Ya no vivían juntas porque Amanda se había ido a lo de su novio italiano, Raffaele Sollecito. Aquella mañana quería ir a lo de su excompañera de cuarto a pegarse una ducha antes dirigirse a su clase de italiano. ¿Por qué? Amanda dijo que no quería despertar a su novio con el ruido de la ducha. Raro. Ella y Meredith no era íntimas. ¿Se llevaban bien al menos?

Amanda Konx y Meredith Kercher

Amanda Konx, de 20 años, y Meredith Kercher, de 21, se conocieron gracias a un programa de estudios en el extranjero. Les tocó compartir la misma habitación en Via della Pergola 7, en el centro Perugia. El departamento tenía otro dormitorio que ocupaban las estudiantes italianas Filomena Romanelli y Laura Mazzetti. Amanda abandonó el lugar para ir a vivir con su novio, a un kilómetro y medio del departamento de las estudiantes, también en el centro de la ciudad.

Amanda tenía un trabajo a medio tiempo en un bar llamado “Le Chic”, propiedad de un congoleño de nombre Patrick Lumumba. Meredith, por su parte, estaba de novia con Giacomo Silenzi, y, además de sus estudios, era empleada de la tienda “Lumière” de productos de belleza.


Cuando Amanda fue a lo de Meredith, aquel 2 de noviembre, supuestamente para ducharse, encontró cerrada la puerta de la habitación de su excompañera. Era extraño. A la mañana, Meredith no había atendido el teléfono y ahora esto. Aseguró que vio manchas de sangre en la puerta y en el piso del pasillo. Amada llamó a su novio Raffaele. ¿Y a la Policía?

Nunca quedó claro donde estuvo Amanda al mediodía del 2 de noviembre. Cambió de versión varias veces. Ella lo atribuyó a la desconfianza que siempre le tuvo la Policía, que, aseguró, la trató con dureza inusitada.

Resulta que otra de las estudiantes de ese departamento, Filomena Romanelli, llegó allí media hora después del mediodía. Había llamado antes a Meredith (¡cuántas personas llamaron antes a Meredith!) y ésta no le respondió. Filomena vio que, extrañamente, la puerta principal estaba cerrada con llave y las ventanas abiertas, lo que le pareció extraño. Después de entrar en el departamento por una de las ventanas que extrañamente estaba rota, Romanelli encontró la habitación de Kercher cerrada con llave. Golpeó y nadie respondió. Filomena y otro joven llamado Marco Zaroli, forzaron esa entrada y hallaron el cuerpo de Kercher. Llamaron a la Policía.

Meredith habían sido apuñalada
Meredith Kercher sufrió más de 40 lesiones entre heridas de arma blanca y golpes. Había signos de estrangulamiento, además. Tenía una herida mortal en el cuello que le seccionó la arteria carótida y le produjo la muerte. Se comprobaron lesiones cortantes en el pecho y en el estómago. Tenía heridas en el cuello y en la cara. Se había defendido porque en sus manos había cortes. No hallaron indicios evidentes de violación pero se levantaron de su cadáver muestras de ADN que no pertenecía a la víctima. El momento de la muerte fue fijado alrededor de las 23.00 del 1º de noviembre, es decir la noche anterior.

Meredith Kerchner, la vìctima.

Del lugar faltaban dos teléfonos celulares y la cartera de la víctima. Los policías y el fiscal Giuliano Magnini, descartaron el robo. La puerta estaba cerrada y para ellos esta circunstancia era demostrativa de que la agresión estaba dirigida exclusivamente a Meredith pues a los asesinos para nada les interesaban las otras dos chicas italianas que vivían en el departamento, y habrían entrado por una ventana que hallaron rota en la habitación de Filomena y Laura. Era un ataque con nombre y apellido.

Los técnicos forenses hallaron ADN de Amanda Konx en la cerradura de la puerta del departamento y en el mango de un cuchillo de la cocina, que para el fiscal era el arma utilizada en el crimen. También en un corpiño de Kerchner. Otra muestra con ADN de Amanda, pero mezclada con la de Meredith, se halló en la sangre del piso. Para Magnini era evidente que Amanda Knox estuvo en la habitación en el momento del asesinato y que tomó parte en la ejecución de la víctima. Sumó a estas pruebas sus cambios de versiones sobre lo que hizo aquél día, la frialdad que demostró al conocerse el asesinato de su excompañera de cuarto; sus comentarios inapropiados como “el olor a muerte” que había en la habitación de Meredith; y su idea de que a la víctima la mató un hombre negro. Los policías y el fiscal no tenían dudas: había que detener a Amanda.

Las detenciones de Amanda y Raffaele
Había más. Descubrieron huellas de pies y manos en la escena del crimen que correspondían a Knox y Sollecito. Amanda y su novio Raffaele fueron arrestados el 6 de noviembre. Sostuvieron con firmeza que no habían estado en el departamento de Kercher la noche del 1º de noviembre. Ella sostuvo una versión: había sido su patrón, Patrick Lumumba, quien estuvo en la habitación de Meredith el 1º de novienbre a la noche y Amanda vio cómo mataba a su compañera. Lumumba fue detenido, pero presentó testigos que lo ubicaban fuera de la escena del asesinato y fue liberado. Amanda, entonces, se rectractó: lo había mencionado para que cesara la presión que los policías ejercían sobre ella para que confiese.

El fiscal Magnini tenía una teoría: Knox y Sollecito habían planeado el asesinato de Kerchner como parte de un juego sexual que había salido mal. Knox, dijo, envidiaba a Meredith por su estilo espontáneo y desinhibido, particularmente en el sexo, que la convertían en una chica muy popular entre los hombres. Magnini sugirió que con su muerte “Amanda eliminaba a una competidora”. Ya la Policía había adelantado extraoficialmente esta posibilidad que había provocado que la historia tuviera una enorme repercusión en todo tipo de medios.

El caso no terminaba en Amanda y su novio. Las pruebas científicas de los elementos encontrados en la habitación de la víctima revelaron que hubo otra persona allí. Apareció otro ADN en la ropa de Kerchner que no era ni de ella ni de Amanda ni de Sollecito. Pertenecían a un ciudadano de Costa de Marfil llamado Rudy Guede, de 20 años. No sólo eso. Se obtuvo una muestra de semen del cuerpo de Meredith que le pertenecía, lo cual sugería que había mantenido relaciones sexuales con la británica, y ella no tenía lesiones de agresión sexual.

Las piezas no encajan
La fiscalía se aferró a la idea de que Guede “intentó” tener sexo con la víctima y que Meredith se resistió. Por eso la mató. ¿Pero entonces qué papel jugaron Amanda y su novio? El fiscal tenía un buen lío. La defensa de Guede sostuvo que el que ama no mata. Pero Magnini mantuvo aquello del juego sexual que salió mal, pero ahora, con la evidencia del semen de Guede también lo introdujo en el crimen. O sea que uno tuvo sexo o habría querido tenerlo … ¿y los demás? Las pruebas de ADN no mentían: hubo tres en la habitación, aunque de Sollecito no había ni un cabello. Parecía como que el fiscal no podía encajar las piezas.

Rudy Guede fue detenido el mismo mes de noviembre de 2007 en Alemania y velozmente extraditado a Italia.

Por testimonios se estaleció que Meredith y Guede se conocían. Se habían encontrado tiempo atrás en una librería y hasta el propio marfileño dijo que tenía una relación “platónica” con ella. En cambio jamás quedó resuelto si Guede conocía de antemano a Amanda y a Sollecito. Rudy dijo primero que los habría conocido en una fiesta aunque después se desdijo y aseguró que no los conocía.

Menghini pudo evitar tener a Amanda, a su novio y a Guede en el mismo juicio porque su hipótesis del crimen hubiese sido más difícil de mantener. No podía atribuirle a cada uno un papel detetminado en el asesinato. Se decidió acelerar los tiempos con Guede, que solo tenía un permiso de residencia temporal en Italia, es decir consideraron que el juicio por jurado no le correspondía, lo cual hubiese alargado los tiempos.

El juicio contra Rudy Hermann Guede comenzó el 16 de octubre de 2008 ante tres jueces profesionales. La prueba del semen hallado en el cuerpo de Meredith fue decisiva y el 28 de octubre de 2009 fue condenado como “coautor” de violación y homicidio de Meredith Kerchner con la firme sospecha de que Amanda y Sollecito también participaron. Guede recibió 30 años de prisión (luego rebajada a 16 años y ocho meses).

Guede, ¿coautor con quién?
Mientras todavía se desarrollaba el proceso contra Guede comenzó el de Amanda y su novio, el 16 de enero de 2009. Los tres defensores de Amanda, Luciano Ghirga, Carlo Dalla Vedova y María del Grosso, alegaron que la policía italiana la había interrogado durante horas de forma muy agresiva para obtener una confesión. Insistieron en un punto: que durante esas horas no tuvo la asistencia de un abogado ni de un intérprete pues no hablaba italiano con fluidez. La propia Amanda, al declarar, aseguró que la Policía la había golpeado en la cabeza durante el interrogatorio y que había temido por su seguridad.

También se presentaron testigos que sostuvieron que los interrogatorios fueron realizados correctamente.

Acera de la prueba científica, los peritos de la defensa dijeron que las muestras levantadas en la habitación de Kerchner e incriminaban a Amanda eran demasiado pequeñas para ser indiscutibles. Y que era obvio que se hubieran encontrado sus huellas dactilares porque ella vivió allí hasta no mucho antes del homicidio. Agregaron la declaración de un mendigo que aseguró haber visto a Rudy Guede y a otro hombre cerca del departamento la noche previa al crimen. Los mismos argumentos se presentaron a favor de Raffaele Sollecito. Raffaele tenía además un testigo directo a su favor, un vecino que dijo haberlo visto, a través de su ventana, en su casa, frente a la computadora, a la hora que mataron a Meredith.

El 5 de diciembre de 2009, Amanda y Raffaele fueron condenados por el asesinato de Meredith Kerchner a 26 y 25 años de prisión, respectivamente. Los novios fueron llevados a la región de Umbria, ella a la cárcel del Mujeres de Capanne y él a la prisión de Terni.

La Corte de Apelaciones de Perugia anuló la condena y ordenó que se realice otro juicio a causa de las críticas sobre la validez de la evidencia científica y la forma en que se obtuvo. El segundo debate comenzó el 30 de septiembre de 2011. Las defensas, después de descartar el cuchillo ensangrentado como el arma utilizada para matar a Meredith, se dedicaron a derrumbar las evidencias de ADN que incriminaban a los acusados.

Un nuevo juicio
Era evidente, sostuvieron, que la habitación de Meredith había sido invadida por policías, vecinos y amigos. O sea, jamás fue preservada con lo cual era posible la contaminación. Los propios peritos se despreocuparon por evitar la contaminación cruzada de muestras de ADN. Por ejemplo, los mismos guantes se usaron para manejar diferentes piezas de evidencia, lo que podría haber contaminado las muestras. Por otro lado, algunos elementos fueron recogidos varios días después del asesinato, o sea que estuvieron expuestos a temperatura ambiente con alto riesgo de contaminación. Agregaron, además, que no se documentó cómo se levantaron las evidencias y cómo se procesaron, por ejemplo cuál fue el procedimiento para etiquetar y documentar la cadena de custodia de cada muestra.

Insistieron con este punto: los policías y técnicos no usaron guantes adecuados para recoger las evidencias y hasta compartieron herramientas como pinzas para diferentes tareas sin haberlas desinfectado. Hasta indicaron que los hisopos con los cuales se levantaron las muestras no se cambiaban con la frecuencia suficiente y esto pudo haber producido la transferencia de ADN de una muestra a la otra. En fin, plantearon, la prueba científica en contra de los acusados era dudosa y, en consecuencia, no incriminatoria.

El segundo juicio terminó el 3 de octubre de 2011. Amanda Knox y Raffaele Sollecito fueron absueltos y liberados. Amanda regresó a su ciudad natal, Seattle; en 2014 obtuvo una licenciatura en Lenguas y Literatura en la Universidad de Washington. Sollecito siguió con sus estudios de informática y trabajó en Milán. Los dos escribieron libros sobre su experiencia en este intrincado caso.

La escena del crimen de Meredith Kercher.

Mientras, la fiscalía apeló la absolución de los dos ante el Tribunal Supremo de Casación, máxima instancia judicial en Italia. La fiscalía argumentó que se debió haber tomado en cuenta la prueba circunstancial, es decir los hábitos de vida de Knox y de Sollecito y la posible motivación sexual del crimen, que pudo haber sido cometido luego de beber y consumir estupefacientes. Esta vez las razones de la fiscalía era más especulativas que basadas en pruebas.

El 27 de marzo de 2015, finalmente, se expidió el Tribunal Supremo y confirmó la absolución de Amanda y Raffaele.

Los padres de Meredith, John y Arline, estuvieron al tanto de todo el proceso judicial por medio del abogado Francesco Maresca. Este abogado también criticó la forma en que se obtuvieron muetras luego procesadas en el laboratorio. Ni John ni Arline se dirigieron jamás a Amanda. “No tenemos ninguna opinión sobre Amanda Knox”, dijo John en 2013-. “No la conocemos. Lo único que sabemos es que nuestra hija fue brutalmente asesinada y eso es lo que nos importa”, remató. Arline Kercher constituyó una fundación en memoria de Meredith. Arline murió en abril de 2021.

Rudy Guede cumplió su pena a fines de noviembre de 2021. “De Meredith recuerdo su sonrisa dulcísima. Era una chica solar, simpática e inteligente”. A quien poco le importaban los recuerdos de Guede fue a Amanda Konx. En una entrevista con la revista “Oggi”, Amanda sentenció que aunque Guede haya cumplido su pena quedará siempre como un criminal. Y Sollecito dijo: “Lamento que no se haya arrepentido nunca”.

Guede, por su parte, no quiso responderles. Contó, sí, sobre aquella “maldita noche” del 1º de noviembre de 2007 en Via della Pergola 7, donde vivía Meredith. “Me encontré en el lugar equivocado en el momento equivocado; era joven y no sabía cómo afrontar la situación. Debí ayudar a Meredith. Tuve que salir del departamento y gritar pidiendo ayuda, llamar a la ambulancia, pero, en cambio, me dejé atrapar por el miedo y escapé”.

En 2022, publicó un libro con la ayuda del periodista Pierluigi Vito, llamado “El beneficio de la duda. Mi historia”. Allì escribió con más detalle sobre la noche del 1º de noviembre de 2007. “Hicimos el amor con Meredith. Me levanté, salí de la habitación y fui al baño. Escuchaba la música en mis oídos… Cuando la oí gritar y volví a la habitación. Perdía mucha sangre, y entonces ví a Amanda Konx que huía junto con otra persona de la que sólo pude ver su figura. Era un hombre. Salieron por la vereda del departamento. Traté de parar la sangre que salìa del cuello de Meredith. Después, escapé”.

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