Ciclismo en crisis: la posible bancarrota si se cancela el Tour de Francia

Su cancelación implicaría un durísimo impacto para el ciclismo mundial.

Deportes - Ciclismo 14 de abril de 2020

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El Tour de Francia, monumento del deporte de su país y joya de la corona de la empresa Amaury Sport Organisation (ASO), es además el pulmón económico del ciclismo profesional. Una eventual cancelación por la pandemia del coronavirus tendría durísimas consecuencias, según los expertos.

Esa decisión no solo privaría a millones de telespectadores de tres semanas viendo al pelotón por bellos paisajes franceses y escalando emblemáticas montañas, sino que se notaría sobre todo en el bolsillo de los equipos, que en 2020 (27 junio-19 julio) deberían contar con 22 formaciones.

Si la centenaria prueba no puede disputarse por el coronavirus, "se abre la posibilidad a un hundimiento económico del sector", advierte Jean-François Mignot, investigador y autor de "Historia del Tour de Francia", una obra sobre la 'Grande Boucle'.

El mantenimiento en las fechas previstas, que sigue en pie, parece imposible tras el anunció hecho este lunes por el presidente francés Emmanuel Macron. "Los eventos con un gran público serán prohibidos al menos hasta mediados de julio", dijo, por lo que el Tour podría optar por aplazarse hasta agosto.

"Es muy sencillo. Si el Tour no se disputa, hay equipos que podrían desaparecer, corredores y miembros de los cuerpos técnicos se encontrarían sin trabajo", estima Marc Madiot, mánager del equipo Groupama-FDJ.

La amenaza no se reduce únicamente a las primas que la empresa ASO les paga a los equipos participantes, que en 2019 habían sido de unos 2,3 millones de euros, según la asociación Sporsora, que agrupa a diversos sectores de la economía del deporte. Según Mignot, "para muchos patrocinadores de los equipos, la razón de estar en el ciclismo es el Tour de Francia".

"Si los patrocinadores aceptan invertir es para que los telespectadores vean su marca en el maillot de los corredores durante el Tour, ya que es la única prueba ciclista seguida masivamente", apunta.

Gracias a los ingresos de la televisión y a los patrocinadores, la carrera se convirtió en un evento lucrativo para ASO desde mediados de los años 1980, alcanzando entonces los 50 millones de euros de cifra de negocio, según las estimaciones contenidas en la obra de Mignot.

ASO, que también gestiona otras pruebas importantes del ciclismo francés como la París-Niza y el Criterium del Dauphiné, así como clásicas como la París-Roubaix, es conocida por no dar números, pero según Sporsora la cifra de negocio en 2019 llegó a unos 130 millones de euros, de los cuales del 40 al 50 por ciento provenían de los patrocinadores, cerca del 50-55% de los derechos de televisión y entre 5-10% de las autoridades locales, que invierten para ser sede de la salida o la llegada de una etapa.

Eso representaría más de la mitad de la cifra de negocio declarada en 2018 por la empresa del grupo Amaury.

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