Cobra $18.000 al mes y vive en una pieza: la cruda realidad de la mamá del nene que conoció a El Colo Barco

Natalia tiene tres hijos, trabaja como empleada de limpieza en un bar del centro de Santiago del Estero y sueña con comprarse un terreno para, algún día, tener su propia casa.

Deportes - Fútbol 29 de mayo de 2023 sanjuanhoy sanjuanhoy

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Detrás del conmovedor encuentro entre Cristian, el nene de cuatro años que irrumpió en un móvil de TN para pedir un saludo de Valentín Barco, y el lateral izquierdo de la Selección Sub-20 se esconde una historia cruda y conmovedora.


Es que debajo de los flashes que enternecieron a todos y de la oportunidad que tuvo Cristian de conocer a su ídolo, de asistir al partido que Argentina ganó 3-0 ante Guatemala -invitado por la familia de “El Colo”- y de recibir una camiseta de la Selección Argentina firmada por el jugador de Boca, hay una historia de mucho esfuerzo.

Natalia, la mamá de Cristian, tiene dos hijos más grandes que el nene que fue furor durante la última semana. Lisandro, de 9, y Mateo, de 6, que tuvo con su expareja y viven con él en la localidad santiagueña de Departamento Figueroa. A ella la ven los fines de semana, cuando el hombre los deja en la casa de su abuela materna.

La mujer de 28 años no terminó la primaria: abandonó la escuela para trabajar. “La dejé a los 13 o 14 años porque me sentía muy grande. Había repetido. Quería terminar el séptimo grado, pero no pude”, contó a TN.

Hoy trabaja como empleada de limpieza en un bar del centro de Santiago del Estero por el que le pagan $18.000 al mes para trabajar dos horas de lunes a lunes. Con esa plata, sumado al sueldo de entre $40.000 y $50.000 que cobra su actual pareja -el papá de Cristian- como enfermero, les alcanza para alquilar una habitación en la capital provincial.

“En el campo tenemos techo donde vivir, pero acá es más complejo. En el trabajo, gracias a dios, siempre que necesito plata hay una chica que me presta. Porque mi marido cobra entre el 5 y el 7 y tenemos que pagar el alquiler”, explicó la mamá de Cristian, quien agregó que apenas tienen un poco de plata “de más” aprovechan para darle un adelanto al hombre que les alquila.

La pieza es pequeña, no es cerrada y tiene pocas cosas. Ellos viven con el hombre que les alquila y tienen a disposición un comedor, un baño y el lugar en el que duermen. Natalia le detalló a TN que los tres se mudaron con muy poco y que duermen todos en el mismo lugar, aunque Cristian tiene su propia cama.

La rutina es la misma todos los días. Ella se levanta a las 7 de la mañana, pone la pava y toma unos mates con José Luis González, su pareja, quien entra a las 8 de la mañana de trabajar. En ese ínterin, entre las 7 y las 8, lo levanta a Cristian y lo cambia para ir al jardín. El nene de cuatro años suele entrar a las 8.30.

“Por suerte, tenemos todas las comidas. La cuestión es que él por ahí no come fideos o algunas cosas no las quiere comer y yo le hago entender que para que pueda estar fuerte tiene que comer todo”, explica Natalia sobre la alimentación del pequeño.

Dentro de la pequeña casa, el que manda es Cristian. Toda la familia, incluido el propietario que les alquila, se mueve al ritmo del desparpajo del nene de 4 años. El mismo desparpajo con el que irrumpió en el móvil de TN para cumplir su sueño de conocer al “Colo” Barco.

Natalia lo dijo así: “El hombre que nos alquila se adaptó a Cristian. Él maneja a la familia”. Ella está agradecida de por vida con el dueño de la casa en la que vive, quien les dijo que nunca los va a correr: “Supuestamente, él también pasó lo mismo por lo que nosotros pasamos”, reveló.

El sueño que tienen con su pareja es poder comprar un terreno y así poder construir una casa en la que puedan vivir con Cristian. “No quiero seguir pagando el alquiler durante toda mi vida porque así nunca voy a tener nada que sea mío. Hay que ahorrar la plata y tener algo para poder comprar”, dijo.

La mujer detalló que el terreno les sale $500.000 y que no sabe cuánto pueden ahorrar por mes. Por el momento, la idea parece utópica, pero ella no pierde las esperanzas: “El hombre nos dijo que podamos ir dándole a él todos los meses. No sé cuánto tiempo podemos durar”.

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