“Pol” Fernández, el ex Boca que sueña con jugar en River

Debutó en Boca hace 10 años pero como no tuvo lugar, se fue. Su relación con Juan Román Riquelme. Qué le puede aportar a los grandes que pugnan por él.

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En este pobre mercado de pases, Guillermo Matías Fernández es la figurita difícil. El polifuncional volante jugó el último torneo en Boca, pero una serie de cortocircuitos con la dirigencia hicieron que regrese al Cruz Azul, club dueño de su pase.

Su futuro en México, sin embargo, aún es un misterio. En las últimas horas, equipos como River, Racing y San Lorenzo preguntaron condiciones por él. Les interesa su manera de interpretar el juego y su versatilildad ante cualquier sistema. Además, el que es acaso el dato más relevante: Cruz Azul estaría dispuesto a prestarlo por un monto accesible para el fútbol de nuestro país.

“Me gusta mirar mucho fútbol. En mi posición hay muchos jugadores de nivel. Soy un volante interno que puede ser media punta o doble cinco”, se describe Fernández en una entrevista con el diario La Nación. Esa polifuncionalidad es lo que genera la atracción de varios de los equipos más importantes del fútbol argentino.

El primero en comunicarse fue Racing. Pol fue campeón en 2018 con la Academia y su paso por la institución dejó un gran recuerdo. El jugador manifestó las ganas de volver a vestir la camiseta albiceleste, pero las negociaciones se enfriaron.

Después apareció River, que preguntó condiciones ante la inminente salida de alguno de sus jugadores. El perfil del volante puede encajar de gran manera en el equipo de Marcelo Gallardo o ser primera opción de cambio ante la baja Enzo Pérez, Nacho Fernández o Nicolás de la Cruz, los nombres que habitualmente son titulares.

Por último, San Lorenzo también se metió en la discusión. Su flamante DT, Diego Davobe, lo dirigió en Godoy Cruz y sabe lo que puede darle.

Cuando Pol Fernández llegó a la primera de Boca le tocó compartir vestuario con nombres de peso como Juan Román Riquelme, El Flaco Schiavi, Walter Erviti y el Tanque Silva entre otros. Allí, solo miraba y escuchaba. Siempre con perfil bajo, como suelen hacer los chicos que llegan desde las inferiores al primer equipo.

“Cuando pisé el vestuario por primera vez ya me trataron de buena manera. Me sentí muy cómodo. No era fácil estar delante de ellos porque los miré toda mi infancia por tele. Pero lo disfruté. Y aprendí mucho”, señala.

Su relación con Riquelme siempre fue de respeto. De un respeto absoluto. Fue el exjugador de Boca el que inició las negociaciones para que el volante llegara a préstamo desde el Cruz Azul. Sin embargo, las cosas no terminaron bien. El jugador nunca terminó de arreglar su salario y Boca desistió de comprar el pase, pese a que se había afianzado de gran manera en el equipo de Russo y había logrado el campeonato.

Después de eso, la relación se enfrió.

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