Es fanática de Barbie, vive en un mundo rosa y le puso el nombre de la muñeca a su hija

Roberta Costa Brandão (41) es brasileña y desde que tiene uso de razón es fanática de Barbie. Ni bien se enteró de que estaba embarazada, no dudo en cuál sería el nombre de su hija: Barbie. El amor que siente por la muñeca “no se compara con nada en el mundo”, según ella misma indicó en diálogo con g1.

A su vez, le aseguró al mismo medio local que hace tan solo 10 meses dio a luz a su segundo hijo, a quien por poco no lo nombra como el muñeco novio de Barbie, Ken.

La mujer vive en Santos, costa de São Paulo, y determinó que toda su vida fue muy fanática del rosa y sobre todo de la muñeca, por lo que cuando quedó embarazada por primera vez y supo que era una nena, no dudo ni un segundo en ponerle el nombre de su muñeca preferida. Pero, parece que el nombre no es tan común y al momento de anotarla en el registro civil tuvo algunos problemas.

Según indicó, cuando fue a inscribirla en el registro de las personas, la encargada de tomar los datos preguntó dos veces el nombre que le quería poner a la bebé. Ante la sorpresa, la empleada le preguntó a su jefe si podía, legalmente, anotarla así. Después de unos minutos y algunas dudas le dieron el sí y de esta forma la niña que hoy en día tiene 5 años se llama Barbie.

“Ella es mi Barbie articulada”, dijo la madre en referencia a su hija y también aseguró que muchas veces la gente le pregunta más de una vez el nombre de la nena. “La gente pregunta si es Bárbara. Les explico que es Barbie, igual que la muñeca y me miran sorprendidos. Antes de que digan algo me adelanto y les digo ‘se que es una locura, pero es real’”.

A su vez, explicó que hay mucha gente que la critica por el nombre que le puso a su hija y por vivir en un mundo rosa, literalmente. Desde la ropa hasta la decoración del hogar es de color rosa. Además, se hizo un tatuaje de la muñeca, que la representa a ella y a su hija.

A pesar de las críticas, no le dio importancia a los “haters” y siguió viviendo la vida que ama. El padre de la niña también se había mostrado en contra de ese nombre, pero ella se mantuvo firme: “Le dije que era yo quien la iba a llevar nueve meses en mi vientre y que el único que podía prohibirlo era el juez. Si él no lo hacía, nadie lo haría”, indico firmemente.