Los Pumas derrotaron a Chile por 59-5 en el Mundial de rugby: próxima parada, Japón

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No fue perfecto. El rival no era medida. Pero los argentinos cumplieron con su parte. Ganaron con amplitud, impusieron su juego a voluntad y hasta marcaron tries lucidos. En su tercer encuentro en Francia 2023 aparecieron los Pumas. La victoria por 59-5 ante Chile les permite, más por la manera que por el resultado, llegar en buena forma al partido decisivo con Japón, que el próximo domingo definirá mano a mano quién pasa a cuartos de final. No fue un rendimiento óptimo, sí uno que le permite volver a calzarse la ropa de favoritos.

 Los Pumas impusieron condiciones con el pack de forwards y tuvieron precisión, velocidad y contundencia para desequilibrar con los tres cuartos. Las formaciones fijas, excepto por algunos fallos cuestionables del árbitro en el scrum, funcionaron como una buena plataforma de ataque. Así, los argentinos construyeron una diferencia lógica, aunque no se presentaba tan nítida después de las opacas presentaciones ante Inglaterra y Samoa. Lo único que queda en la columna del debe es la cantidad de pelotas perdidas en el contacto, la mayoría por propia impericia, sobre todo en el primer tiempo.

A los 16 minutos del segundo tiempo, Nicolás Sánchez convirtió un try apoyado por Rodrigo Isgró y superó a Gonzalo Quesada como el argentino con más puntos en un Mundial. Tuvo 100% de efectividad en los envíos a los palos 7/7, apoyó un try y sumó 20 puntos. Además, fue su partido número 100 con la camiseta de los Pumas, tan solo el segundo argentino en lograrlo, un mes después que Agustín Creevy. Más significativo que esas cifras es el hecho de que tuvo una actuación muy destacada. Los entrenadores tendrán que tomar una decisión de cara al partido de la próxima semana ante Japón: seguir confiando en Santiago Carreras, cuyas características se ajustan más al plan de juego que intentan imprimir los entrenadores pero no tuvo buenos rendimientos ante Japón y Samoa, o pasarle el mando al tucumano.

Su compañero en la conducción, Tomás Cubelli, también exhibió una actuación destacada, prolijo en la distribución. Cuando ingresó, Lautaro Bazán Vélez aportó incisividad en la base de las formaciones. Allí hay otra decisión que tomar luego de las fallidas intervenciones de Gonzalo Bertranou en el inicio de la Copa.

También mostró un buen rendimiento Juan Martín González, al margen de los dos tries. Después de dos actuaciones en que estuvo irreconocible, al joven mendocino pareció sentarle mejor volver a su puesto natural de ala. Como número 8, Facundo Isa alternó buenas (yendo para adelante con la pelota y ganando metros siempre) con algunas no tanto (perdiendo la pelota en el contacto, dando algún pase malo).

 Chile es un equipo que, con sus limitaciones, se las habían ingeniado para poner en aprietos durante un buen lapso de tiempo a Japón y a Samoa. No obstante, esta vez estuvo lejos de aquellas performance. Se esperaba que el hecho de ser un clásico sudamericano, el primero en la historia de los Mundiales, les hiciera dar un extra, pero ello no ocurrió. No tuvo la agresividad acostumbrada, falló incontables tackles, cometió errores de manejos algo infantiles e intentó jugadas arriesgadas innecesariamente.

 El duelo más parejo estuvo en las tribuna del Stade de la Beaujoire. Casi a pleno con 33.693 espectadores, la buena cantidad de franceses se inclinó por el más débil, que también contó un buen número de ruidosos hinchas. Cuando la Roja apoyó su try a ocho minutos del final, el estadio hizo un estruendo. Los argentinos, amplia mayoría, acompañaron con su aliento y tuvieron su retribución, esta vez sí, adentro de la cancha.

En campo chileno

El primer tiempo se jugó enteramente en territorio chileno. La única chance que tuvieron de sumar los trasandinos fue en el primer minuto, con un penal de mitad de cancha luego de un empujón lejos de la pelota de Kremer improductivo. Más allá de eso, el dominio argentino fue total. Cada vez que iban para adelante quebraban tackles y ganaban metros. El dominio en las formaciones fijas, sobre todo en el line-out, acentuó esa superioridad.

De a poco, los Pumas comenzaron a abultar el marcador: un try de Sánchez quebrando tres tackles luego de una jugada directa de line-out, dos tries de maul, otra formación que dio buenos réditos (González y Creevy). A mediados del primer tiempo ya ganaban 24-0.

 Sin embargo, a partir de allí acentuaron un déficit que en ese lapso les había frustrado algunos ataques: las pérdidas de pelota en el contacto. No pasaban más de dos o tres fases que, cuando los argentinos iban a chocar, la perdían. Isa, Sclavi, González, Cubelli, Rubiolo… en total fueron nueve pérdidas en el primer tiempo. Muchas de ellas, en situaciones de franco ataque.

 El try de Martín Bogado al inicio del segundo tiempo fue la mejor jugada de la tarde: pelota arriba de Sánchez que recupera Isgró (su especialidad), buen movimiento hacia la punta y gran definición del fullback misionero. El de Isgró, a los 23, también fue lindo, entrando por el lado interno del medio-scrum en la salida de un ruck y definiendo con velocidad y determinación. Con el ingreso de Santiago Carreras por Sánchez hubo tiempo para dos más: uno del debutante en mundiales Ignacio Ruiz en una acción de pick-and-go y otro del propio apertura cordobés.

Los Pumas dejaron la cancha contentos, compartiendo la alegría con el público que vino a alentarlos hasta acá. Contentos con la victoria, contentos con la actuación. No fue una actuación óptima, pero hoy los Pumas volvieron a ser los Pumas.

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