Un encuentro sexual macabro y un ataque a puñaladas: el misterioso crimen de la actriz Alejandra Podestá

El 31 de mayo se cumplen 12 años del hecho. El asesino roció su cuerpo con alcohol y la prendió fuego. Más de una década después, este perturbador capítulo de la historia criminal argentina sigue sin tener respuestas.

Historias 29 de mayo de 2023 sanjuanhoy sanjuanhoy

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El olor nauseabundo que salía del departamento de calle Nueva York al 2.400, en el barrio porteño de Agronomía, se podía sentir a varios metros de distancia. Adentro, el cuerpo de una persona yacía sobre la escalera que daba al segundo piso.


El cadáver estaba desnudo, en un avanzado estado de descomposición, con cortes profundos y semi calcinado. Pasaron 12 años del día en que mataron a Alejandra Podestá. Su caso fue uno de los más impactantes en la historia policial argentina y, aun así, sigue sin resolverse.

Una fugaz carrera marcada por la tragedia
Podestá, reconocida por su singular apariencia debido a su condición de enanismo, había cautivado al público con su breve pero impresionante carrera cinematográfica. Su talento fue inolvidable en la película “De eso no se habla”, dirigida por la icónica María Luisa Bemberg en 1993. Compartió pantalla con estrellas de renombre internacional, como el legendario actor italiano Marcello Mastroianni y la talentosa Luisina Brando.

Su interpretación del personaje de Charlotte, una joven obsesionada por su madre y dispuesta a cualquier cosa para cumplir sus oscuros deseos, dejó a todos atónitos. Antes de eso, realizó algunos comerciales de televisión y otras películas de poco renombre.


   

Podestá trabajó en la película De eso no se habla, protagonizada por el emblemático actor italiano Marcello Mastroianni y dirigida por María Luisa Bemberg. (Foto: Archivo)

Pero su éxito efímero se desvaneció rápidamente, después de someterse a una dolorosa operación para sumar unos centímetros a su estatura. El tiempo que le demandó recuperarse de la cirugía hizo que tuviera que dejar pasar los pocos ofrecimientos que tenía.

Después llegó la muerte de su madre, hecho que hizo que Alejandra se recluyera en su casa. Sin parientes cercanos ni amigos, pasaba los días en una soledad casi absoluta, y sumida en profundas depresiones, debido a que no pudo volver a actuar.

Finalmente, Podestá se retiró de la industria para trabajar en otros rubros. Fue vendedora de zapatos y camarera, aunque mantenía una vida acomodada gracias a su pensión y alquiler de dos departamentos.

Los vecinos de Agronomía aseguraban que era una mujer “rara y conflictiva”, que tenía problemas de adicción y que terminó arruinando su vida, debido a la discriminación que sufrió durante muchos años después de retirarse de la actuación.

Un encuentro sexual que terminó en un crimen atroz

La fatídica noche del 31 de mayo de 2011, el destino oscuro de Alejandra se selló en su propio departamento en el barrio porteño de Agronomía. Según las pericias, había concertado una cita a través de Internet con un taxi boy. Pero lo que prometía ser un encuentro pasional se transformó en una pesadilla infernal.

El agresor, aún desconocido, arremetió contra Podestá con una violencia inimaginable. Nueve puñaladas desgarradoras perforaron su cuello y tórax. No conforme, el asesino la roció con alcohol antes de prender fuego a su cuerpo, dejándolo parcialmente calcinado.

La crueldad del crimen fue despiadada, y la teoría principal apunta a un robo como móvil, ya que el homicida se llevó consigo dinero, objetos de valor y el arma del crimen que, por las heridas que tenía la víctima, se estableció que era un cuchillo tipo serrucho.

El cuerpo de Alejandra Podestá fue descubierto diez días después en un estado de descomposición tan avanzado que hizo casi imposible obtener pistas claras. Sin embargo, los detalles de su muerte eran tan inquietantes que conmocionó al barrio.

Las versiones que circularon en su momento era que Podestá solía invitar a muchos hombres a su departamento para tener encuentros íntimos. Por eso, la principal hipótesis llevó a especular con que su asesino pudo haber sido uno de los taxi boy contratados.

El hecho de que no se encontraran signos de forzamiento en las puertas y ventanas también dio a sospechar que el atacante era alguien conocido por la víctima o que ella simplemente lo dejó entrar. Según los investigadores, el agresor ingresó al departamento con la intención de someter a Podestá, pero se encontró con una feroz resistencia que culminó en un baño de sangre.

El desorden encontrado en la escena del crimen, tanto en el living como en la habitación de la actriz, alimentó por muchos años la sospecha de que el asesino buscaba desesperadamente dinero y objetos de valor tras cometer el hecho. A pesar de los esfuerzos incansables de la policía, el arma homicida nunca fue encontrada, lo que indica que el agresor se llevó consigo el cuchillo como un macabro trofeo.

Una década después, el asesino sigue libre
El caso de Alejandra Podestá sigue siendo un enigma sin resolver que desconcertó a las autoridades durante más de una década. Durante los meses posteriores al crimen, los efectivos de la comisaría vecinal 28a buscaron intensamente pistas que pudieran dar con algún sospechoso, pero los intentos fueron en vano.

Con el correr de los años, las investigaciones se fueron diluyendo y las pruebas quedaron enterradas. Incluso, en 2014, la vivienda donde sucedió todo fue vendida a una familia que compró la casa sin conocer la macabra historia que escondía. Los dueños se enteraron el mismo día de la mudanza, y siguen viviendo allí.

En 2019, la trágica vida de Alejandra inspiró al director argentino Tomás de Leone a hacer el documental titulado “Un sueño hermoso”. En ese film, publicado en Cine.ar, detallan la corta carrera de la actriz, indagan sobre su infancia y sobre su triste final, un perturbador capítulo de la historia criminal argentina.

 

 
 

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