Según explicó Zigdon durante la presentación que se realizó en hebreo, la vacuna podría administrarse por vía oral, por lo que no sería necesario que la gente se acerque a los centros de salud.

A su vez, destacó que los costos de cada dosis resultarían económicos, algo que también sería fundamental para garantizar el acceso.

En esta misma línea, Itai Bloch, investigador principal de la vacuna contra el COVID 19 de Migal, señaló que podrían adaptar la vacuna a las mutaciones que presente el virus, que su aplicación resultaría segura y que su ingesta no implicaría ninguna sintomatología.

Las pruebas contemplan una primera etapa con pollos y ratones. Recién cuando concluya, comenzarán a estudiarla en personas que no estén infectadas con el nuevo coronavirus.

Desde el laboratorio israelí, con más de 40 años de trayectoria, señalaron que están intentando tenerla lo antes posible pero que no pueden saltearse pasos. "Nuestro objetivo es terminarla pronto, vemos que el mundo se está cerrando", aseguró Zigdon.

Aunque aclaró que después dependerán de los tiempos del Ministerio de Salud de cada país. "El tema de la regulación nos excede. Sí podemos decir que hoy todo se acelera. Una reunión que en una situación normal puede demorar seis meses o un año, hoy se lleva a cabo en una hora", agregó.