Juntos por el Cambio (JPC), la alianza que integran la UCR, el PRO y la CC-ARI, inauguró en 2020 su larga danza de liderazgos con la mirada puesta en los puntos débiles del gobierno de Alberto Fernández, la elección de medio término y proyectos presidencialistas.

La brutal derrota en las PASO por 16,5 puntos anunció un proceso de descomposición de la entonces coalición de gobierno, porque las chances de que Mauricio Macri revirtiera el resultado, eran nulas.

Sin embargo, en octubre, JPC redujo la ventaja a la mitad y terminó recibiendo el 40 por ciento de los votos contra el 48 del Frente de Todos.

Por eso ahora los partidos que integran la coalición se mantienen dentro del frente y ninguno de sus principales dirigentes quiere sacar los pies del plato. Entienden que deben honrar a los 4 de cada 10 argentinos que los votaron y consideran que la coalición es una plataforma inmejorable para mantenerse en la primera línea de la política. A nadie le conviene abandonar el espacio ni cortarse solo.

 Con esa convicción, en esta nueva etapa algunos dirigentes de JPC empezaron a desempeñar su rol de opositores más fuertes que otros, que aún esperan detrás de la línea de cal antes de salir a la cancha.

Uno de los que arrancó, como se dice en el fútbol, con los tapones de punta, es el presidente de la UCR, Alfredo Cornejo: no tardó ni diez minutos en criticar al gobierno de Fernández: al finalizar la ceremonia de asunción, el 10 de diciembre en el Congreso, el diputado nacional y ex gobernador de Mendoza dijo a Los Andes que el anuncio del Presidente de transparentar los fondos reservados de Inteligencia era “puro humo”.

 Días después dijo que la ministra de Seguridad, Sabina Frederic, le tiene envidia a su antecesora, Patricia Bullrich, y que con sus políticas “beneficia a la delincuencia”. Cornejo no pierde cada oportunidad de mantener su voz crítica en el centro de la escena.

Mario Negri, que le ganó a Cornejo la pulseada por la conducción del bloque UCR de Diputados, es otro de los protagonistas de la oposición. “La pelea entre (Sergio) Berni y (Sabina) Frederic por la política de Seguridad muestra la improvisación del Gobierno sobre un tema extremadamente sensible y es también una invitación al delito para multiplicarse. Si manda la ideología a la hora de combatir a los delincuentes, seguro gana la muerte”, dijo Negri. 
 
El jefe del interbloque JPC de la Cámara baja también viene siendo duro en la mirada del Gobierno sobre Venezuela y sobre la suba de impuestos.

 Según fuentes de la UCR nacional, Cornejo y Morales tienen el mismo proyecto: la Presidencia, aunque ninguno de los dos dirigentes haya dado indicios al respecto. Cornejo, dicen en la UCR, se proyectará en la elección de medio término como senador por Mendoza. Morales no puede ser reelegido en Jujuy.  
 
Hay otra lectura: tras cuatro años a la sombra de Macri, el debate interno de la UCR obliga a sus referentes a tener más protagonismo, para acallar críticas a la conducción.

Lousteau hace notar en el radicalismo que irá por la jefatura de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, pero en verdad mira todo el tablero. 
 
Negri, a su vez, quedó lejos detrás de Juan Schiaretti en la elección cordobesa de mayo del año pasado, pero en el ámbito nacional es por lo pronto el radical con mejor imagen, según varias encuestas.

Lilita
La renuncia de Elisa Carrió como diputada nacional se efectiviza el 1 de marzo. La líder de la CC-ARI anunció que se jubila. Pero nadie le cree. “Los dirigentes políticos se retiran cuando se mueren”, dijo un dirigente que la conoce. 
 
La más activa del partido creado por Macri es la ex ministra de Seguridad y presidenta del Pro, Patricia Bullrich.

Claves
Los “duros”. Los radicales Cornejo y Negri, han asumido una postura crítica del Gobierno nacional. Por ahora aparecen como los más activos de la coalición opositora.

Pro recalculando. Rodríguez Larreta posterga el lanzamiento de su carrera presidencial, Vidal se muestra en la playa con su nueva pareja y Macri no aparece.

La jubilada. Elisa Carrió renunció a su banca a partir de marzo. Dice que se jubila, pero nadie le cree.